Luego del duro revés legislativo en el Senado, el presidente Javier Milei cerró filas y dejó en claro que no habrá diálogo con los gobernadores. En lugar de buscar acuerdos, el mandatario eligió redoblar la apuesta: acusó a los mandatarios provinciales de “traicionar el rumbo económico” y lanzó duras críticas contra su propia vicepresidenta, Victoria Villarruel, a quien calificó como “traidora” por habilitar la sesión que permitió avanzar con proyectos clave impulsados por la oposición.

No vamos a convocarlos”, aseguraron desde la Casa Rosada, en referencia a los gobernadores. El malestar presidencial se disparó tras la aprobación de una batería de leyes que incrementan el gasto público: el aumento del 7,2% a jubilados y pensionados, la prórroga de la moratoria previsional por dos años y la declaración de la emergencia en discapacidad hasta 2026.

Para Milei, estas medidas representan una embestida directa contra su política de déficit cero. “Vamos a vetar todo lo que implique más gasto, y si es necesario lo vamos a judicializar”, advirtió el presidente frente a empresarios en la Bolsa de Comercio, subrayando que “la política del superávit fiscal es permanente”.

La sesión fue aprobada con contundencia: 52 votos afirmativos para el aumento a jubilados, 38 votos a favor en la prórroga de la moratoria y 55 votos positivos para declarar la emergencia en discapacidad. Todo esto ocurrió mientras los senadores de La Libertad Avanza (LLA) y el PRO abandonaban el recinto, lo que facilitó la sanción de las leyes por parte de la oposición unificada.

En su entorno más cercano, Milei acusa al kirchnerismo de haber orquestado lo que considera un “golpe institucional”. Así lo expresó también el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien señaló directamente a los legisladores alineados con Cristina Kirchner. No obstante, algunos mandatarios provinciales como Alfredo Cornejo y Rogelio Frigerio intentaron despegarse del conflicto, aunque sin éxito ante el enojo del Ejecutivo.

El presidente no ahorró descalificativos hacia los legisladores que avalaron las leyes: los tildó de “ratas” y “degenerados fiscales”, y aseguró que están “desesperados” de cara a las elecciones de octubre, en las que apuesta a un triunfo de La Libertad Avanza. “Nada nos sorprende. Estamos preparados para esto y vamos a ser exitosos”, declaró confiado.

En paralelo, el oficialismo trabaja en blindar el veto presidencial en Diputados, confiando en que podrán sostenerlo con el respaldo de sectores del PRO y otros aliados parlamentarios. “Nos alcanza con trabajar sobre los presentes, y el día de la votación había 206 diputados sentados”, explicaron desde un despacho del Ejecutivo.

Sin embargo, dentro del propio espacio libertario hay tensión. Mientras Milei apuntó contra Villarruel, en el oficialismo nadie asumió responsabilidades por la derrota: ni Karina Milei, ni el asesor Santiago Caputo, ni el Ministerio de Economía se mostraron dispuestos a revisar la estrategia. “No vamos a pagar los platos rotos de algo con lo que no estuvimos de acuerdo”, deslizaron cerca de Caputo.

La crisis interna, combinada con una oposición revitalizada en el Congreso, deja a Javier Milei ante un escenario complejo donde la confrontación política parece no tener techo.

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